domingo, 20 de noviembre de 2011

COMPETENCIAS COMUNICATIVAS



habilidades-comunicativas

Aquí les dejamos un articulo que nos habla de las habilidades comunicativas!

Esperamos les sea de utilidad y que puedan ampliar sus conocimientos!!

jueves, 17 de noviembre de 2011

Justo Sierra


Justo Sierra Méndez (San Francisco de CampecheCampeche26 de enero de 1848Madrid13 de septiembre de 1912) fue un escritor, historiador, periodista, poeta, político y filósofo mexicano, discípulo de Ignacio Manuel Altamirano. Fue decidido promotor de la fundación de la Universidad Nacional de México, hoy Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se le conoce también como "Maestro de América" por el título que le otorgaron varias universidades de América Latina. Es considerado uno de los personajes más influyentes de la historia moderna de México.





Escribió también varios libros de historia para la educación primaria y para la lectura de temas públicos. Dirigió la publicación de México, su Evolución Social, (1900 -1902) y de la "Antología del Centenario", (1910). En colaboración con Manuel Gutiérrez NájeraFrancisco Sosa y Jesús E. Valenzuela creó la Revista Nacional de Letras y Ciencias donde se publicó su libro La evolución política del pueblo mexicano. Otro de sus más importantes libros es Juárez, su obra y su tiempo, la sirena y otros cuentos.
En materia educativa propugnó por la autonomía de los Jardines de Niños, el progreso del magisterio y a nivel superior, la reorganización de las carreras de Medicina, Jurisprudencia, Ingeniería, Bellas artes y Música, así como la promoción de la Arqueología, de un sistema de universidades en provincia, de una universidad para maestros, el otorgamiento de desayunos escolares y un sistema de becas para los alumnos destacados. Se esforzó por que el método educativo a aplicar enseñara a pensar y no a memorizar. "Es la educación" decía "la que genera mejores condiciones de justicia; educar evita la necesidad de castigar".
Poesías, cuentos, novela, narraciones, discursos, doctrinas políticas y educativas, viajes, ensayos críticos, artículos periodísticos, epístolas, libros históricos y biográficos, forman el valioso material de la obra de Justo Sierra Méndez. Su epistolario era para él lo más preciadoFue también Ministro de la Suprema Corte de Justicia en 1894, de la que llegó a ser Presidente. Ocupó posteriormente importantes cargos en el gabinete porfirista como Subsecretario de Justicia e Instrucción Pública y Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, entre los años de 1901 y 1911. (A su iniciativa se creó en 1905 la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, siendo nombrado el primer titular de ella.) Contando con la cartera de este ministerio puso en práctica hacia 1905 su anhelado proyecto: dar a la educación primaria el carácter de nacional, integral, laica y gratuita. En lo político supo ser amigo de Porfirio Díaz sin ser su adulador y Díaz lo respetó siempre como a un hombre superior. En lo económico creía que la generación de la riqueza debía estar unida a una responsabilidad social. Las empresas, decía, "deberían ser las primeras en promover capacitación y educación y los grandes favorecidos de la fortuna, los primeros obligados a sostener centros de investigación, enseñanza, cultura y bellas artes".
En el tema de la educación en México Justo Sierra destaca como uno de los principales personajes que abogaba por la reapertura de la Universidad, pues ésta se encontraba ausente durante el periodo de conflictos entre liberales y conservadores, federalistas y centralistas; resultando la Universidad el filtro por el que se proyectan transfiguraciones de consigna y bandería de matiz político. Fue en esta serie de luchas donde la educación comenzaba a caracterizarse como elemento fundamental para perfilar los intereses políticos de partido presentados como los verdaderos intereses nacionales. Así resulta que, mientras se delineaban de manera plena dichos intereses, por un lado, los conservadores pensaban con insistencia que en la Universidad necesitaban estudiarse las ciencias positivas y exactas a la par de la enseñanza en humanidades y religión, lo que expresaba como convicción conservadora el hecho de reinstalar la Universidad; con ello, ésta iba retomando el lugar que le correspondía como instrucción superior jerárquica; al contrario, los liberales consideraban como convicción suprimir la Universidad. Por eso el papel de Justo Sierra en la reapertura de la misma resulta relevante y de gran interés dado que él, pese a que los positivistas se presentaran como los continuadores ilustrados del partido liberalista (aunque tuvieran riñas en algunos puntos con aquellos), presentó en 1881 ante la Cámara un proyecto de ley con la finalidad de reinstalar la Universidad, aún siendo un canonizado positivista, diputado al Congreso Federal y profesor de historia en la Escuela Nacional Preparatoria desde 1878. La razón de aquella primera propuesta buscaba defender el positivismo que había sido adaptado en la educación desde 1869, siendo en 1880 cuando se mostró una increíble ofensiva contra la doctrina del positivismo en México, quedando marcada esta etapa de 1880-81 como la crisis del positivismo mexicano. Se atacaban dos puntos principales: la polémica en torno a los textos de lógica que se impartían en la Escuela Nacional Preparatoria: la lógica de Stuart Mill y la lógica positivista de Bain, y el “Plan Montes”, publicada en abril de 1881 por Ezequiel Montes contra el sistema inaugurado por Gabino Barreda. Lo que había de fondo en estos ataques eran cuestiones ideológico-políticas; por lo mismo, según la tesis de Edmundo O’Gorman, Justo Sierra vio en la reanimación de la Universidad la contraofensiva hacia la pugna de los altos funcionarios antipositivistas del gobierno.
En ese entonces Don Justo Sierra pensaba en una Universidad positivista, que salvara la doctrina y que la universidad formara parte del gobierno, era una defensa de orden político, pero para que la misma estuviera a salvo de las arbitrariedades políticas, Justo Sierra propuso la emancipación científica de la instrucción, procurando que la Universidad y el Estado no sean extraños entre sí; el papel del Estado en la Universidad se caracterizaría en función de: tener derecho de veto suspensivo respecto a reformas; tener las facultades de hacer observaciones en el nombramiento de profesores, y también tener derecho a vigilar la marcha de la institución.
La intención de Justo Sierra veía la reivindicación de una Universidad que, aunque tradicionalmente se mostró como enemiga del “progreso”, ahora se mostraba como posibilidad de la realización del mismo, aquél “progreso” que se comprendía como renovación política donde el Estado resulta ser el encargado de propiciar felicidad, y sólo mejorando al gobierno se mejorararía la sociedad. Pero dista la imagen del Justo Sierra de 1881 al de 1910: ya en 1881 Justo Sierra mostraba una transfiguración de la doctrina positivista al complementar ciencia y religión, pues el creía que ambas no debían estar separadas, tildar a la ciencia de irreligiosa es no entenderla, dice O'Gorman refiriéndose a la actitud del Maestro de América; de tal forma mostraba la trascendentalidad que buscaba darle al positivismo. Posteriormente esta misma intencionalidad que lo hacía replantearse la función de la ciencia respecto al orden de las cosas y a la condición de la vida, quedaría expresa en la postura que tomaría en 1910; no tiene fe en la ciencia a pesar de que cree en ella; es en la ciencia positivista en la que cree, pero no la exime de dudas.
La Universidad de 1910 que Justo Sierra llevaría a su realización es una Universidad distinta a la proyectada en 1881, pues ésta ya no buscaba salvaguardar la doctrina del positivismo, ahora su fin atendía más a esta inquietud metafísica que le hacía prefigurar una especie de escepticismo sobre la prédica de Comte y Barreda: siendo historiador, Justo Sierra se alejaría del positivismo optando más por enfocarse en lo propiamente humano, quedando en él sólo el método científico que dicha doctrina le heredó. De ella dice, en su discurso de clausura del Congreso Científico convocado por la Academia de Jurisprudencia, el 18 de agosto de 1895:
proporcionó una explicación definitiva a la ciencia, pero fue impotente para impedir la formación de una nueva metafísica, puesto que hoy el monismo y el agnosticismo científico se disputan el mundo, como antaño el deísmo y el panteísmo… entrambos adversarios quedaron exánimes en el campo de batalla; pero no fué vana la contienda; el positivismo dejó a la razón un fanal clarísimo: el método; y el espiritualismo dejó a la humanidad una lámpara inextinguible: la esperanza.6
Don Justo Sierra no podía apegarse a ninguna metafísica ni tampoco veía ya en el positivismo verdad alguna, sin embargo no se quedó en un espacio de dudas pues aún contaba con su instinto de historiador; dice Edmundo O’Gorman que fue la fidelidad a la vocación por el estudio del pasado humano que tenía Justo Sierra, lo que le permitió salir del círculo encantado del dogma positivista, pudiendo, con ello, abordar los problemas y preocupaciones filosóficas de su tiempo. De este modo, Justo Sierra considera que el estudio de la historia en la Universidad, pues pensaba que el papel de ésta había quedado, de la misma forma, ausente en México, debía ser una ocupación de suma importancia ya que en ella se veía el fomento de las ciencias y la investigación que los cultivadores del México de ese tiempo y también del venidero procurarían desarrollar para posteriormente ofrecer sus frutos a la patria. Con esto, la Universidad de 1910, que recibió el epíteto de nacional, buscaba comprender la cuestión de lo humano de un modo ya no positivista, sino sólo humano, como el Justo Sierra de 1910 atendía los problemas políticos, históricos y filosóficos de su momento, y para que la Universidad no cayera en lo meramente técnico, Justo Sierra vio que la presencia de una facultad de Filosofía en la Universidad sería ese complemento para la indagación de lo fundamental constituyéndose, de esta forma, la Universidad como el gran centro educativo.


Desconocido . (2010). Justo Sierra. Abril,2018, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Justo_Sierra_M%C3%A9ndez

lunes, 14 de noviembre de 2011

Rosseau

(Ginebra, Suiza, 1712 - Ermenonville, Francia, 1778) Filósofo suizo. Junto con Voltaire y Montesquieu, se le sitúa entre los grandes pensadores de la Ilustración en Francia. Sin embargo, aunque compartió con los ilustrados el propósito de superar el oscurantismo de los siglos precedentes, la obra de Jean-Jacques o Juan Jacobo Rousseau presenta puntos divergentes, como su concepto de progreso, y en general más avanzados: sus ideas políticas y sociales preludiaron la Revolución Francesa, su sensibilidad literaria se anticipó al romanticismo y, por los nuevos y fecundos conceptos que introdujo en el campo de la educación, se le considera el padre del pedagogía moderna.


Emilio o De la educación (1762) es una novela pedagógica, cuya parte religiosa le valió la condena inmediata por parte de las autoridades parisinas y su huida a Neuchâtel, donde surgieron de nuevo conflictos con las autoridades locales, de modo que, en 1766, aceptó la invitación de David Hume para refugiarse en Inglaterra, aunque al año siguiente regresó al continente convencido de que Hume tan sólo pretendía difamarlo. A partir de entonces Rousseau cambió sin cesar de residencia, acosado por una manía persecutoria que lo llevó finalmente de regreso a París en 1770, donde transcurrieron los últimos años de su vida, en los que redactó sus escritos autobiográficos.
Considerado unánimemente una de las máximas figuras de la Ilustración, Jean-Jacques Rousseau aportó obras fundamentales a la teorización del deísmo (Profesión de fe del vicario saboyano), la creación de una nueva pedagogía (Emilio), la crítica del absolutismo (Discurso sobre el origen y el fundamento de la desigualdad entre los hombresEl contrato social), la controversia sobre el sentido del progreso humano (Discurso sobre las ciencias y las artes), el auge de la novela sentimental (Julia o la nueva Eloísa) y el desarrollo del género autobiográfico (Confesiones). En suma, Rousseau abordó los grandes temas de su época y participó activamente en todos los debates intelectuales que apasionaron al siglo.
Sin embargo, al tiempo que es un hombre representativo de la ideología ilustrada (con sus presupuestos basados en la razón, la naturaleza, la tolerancia y la libertad), Rousseau anuncia algunas corrientes que se difundirán a partir de la Revolución. Así, por un lado, el pensador ginebrino puso en circulación determinadas ideas que cuestionaban el optimismo radical de las Luces: la perfección del estado de naturaleza frente a la corrupción de la sociedad comprometía la confianza en el progreso de los ilustrados; la idealización del buen salvaje se enfrentaba a la del "innoble salvaje" de los economistas que estudiaban los medios para el desarrollo material de la humanidad, y el énfasis sobre el sentimiento y la voluntad podía mermar la confianza ilustrada en el imperio de la razón. 

Desconocido. (2017). Biografia de Jean-Jacques Rosseau. Abril, 2018, de Biografías y vidas Sitio web: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/rousseau_jeanjacques.htm